Siempre nos han enseñado que el agua hierve a los 100ºC, pero no siempre es así, esto sólo sucedería si viviéramos al nivel del mar donde la presión es de 1 atmósfera.
La temperatura de ebullición depende de la presencia de sustancias en disolución como sales minerales, calcio, sodio, sulfatos o bicarbonatos, pero también de otros factores como la presión. Cuanto menor sea la presión atmosférica (cantidad de atmósfera que tenemos sobre nosotros), más pequeña será la temperatura de ebullición del agua ya que sus moléculas, al estar menos presionadas, les cuesta menos moverse y desplazarse, como consecuencia, la temperatura de ebullición disminuye.
El punto de ebullición está en relación con la presión atmosférica y con la presión del vapor saturado. Mientras el agua hierve estas presiones se mantienen idénticas.
En el laboratorio hemos bajado la temperatura de ebullición del agua de una botella al bajar la presión del vapor en su interior. Para ello, invertimos la botella y ponemos sobre su base unos cubitos de hielo, así baja temperatura del aire que queda en la botella, se condensa el vapor de agua y se ejerce menos presión, con lo que nuevamente hierve a menor temperatura y sin la fuente de calor. Podemos observarlo en el siguiente video.
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